Pasaportes literarios


Hemos dejado atrás el mes de abril. Un mes marcado por un día muy señalado, el 23, en el que se celebra internacionalmente el Día del Libro y, especialmente en Cataluña, el Día del Libro y de la Rosa. Todos tenemos en la retina la imagen de las calles llenas de puestos con libros y flores, de gente que pasea, mira, compra y regala estos dos bellos objetos.

¿Objetos? ¿Cosas? ¿Símbolos? No sé cómo definirlo. La palabra que mejor me encaja, justo ahora y justo para ese día, es presentes aludiendo a los regalos que nos hacemos o que hacemos a los seres estimados. Porque un libro, siempre, siempre, es un regalo. Un presente.

Pero en estos días, ese presente se llena de pasado y futuro más que nunca, de todas las coordenadas espacio – temporales que podamos imaginar. Sí, me refiero a estas circunstancias que nos a tocado vivir: los días de la cuarentena, del confinamiento, del #yomequedoencasa.

El hastag #yomequedoencasa evolucionó, casi desde los inicios, al #yomequedoencasaleyendo. Muy pronto, lectores habituales y no tan habituales se dieron cuenta de que en las horas de encierro íbamos a necesitar aliados poderosos para vencer el aburrimiento. Pero no solo el aburrimiento: la desgana, el miedo, la incertidumbre, la inquietud, el ansia, las dudas…

Y empezamos a echar mano de las lecturas que estaban por casa. Esos libros tantas veces pospuestos y que ahora nos venían al pelo para llenar las horas muertas. Ha sido la necesidad del momento, pero de la necesidad virtud. Me consta, y además lo espero y lo deseo, que muchos han retomado el hábito de leer, de sumergirse en las páginas (o en las pantallas de sus ebooks) para “salir” de sí mismos, de sus casas y de sus cosas.

Las librerías y las editoriales, lógicamente, no han permanecido inmóviles ante este momento histórico, por muchos motivos. Han trabajado con el objetivo de llevar los libros a las manos y los ojos de los, ahora más que nunca y no hay mal que por bien no venga, ávidos lectores.

Espantando a los pájaros negros de las soledades, desidias y aburrimientos, han llegado los libros: esos pasaportes que, sin mucha burocracia y superando todo tipo de fronteras, nos llevan a viajar por otros mundos, épocas, personalidades… A miles de revoluciones por minuto hemos viajado hacia el ocio, los saberes y la diversión.

Parece que la desescalada ha comenzado y pronto recuperaremos nuestras vidas en el punto en que las dejamos. Pero desde el Equipo de Close os alentamos a seguir en ruta, a través de los libros, amigos sabios, fieles y pacientes.