Mis tesoros (II): el espacio


Os hablamos, en el último post, del tiempo como una coordenada a gestionar para que nuestro trabajo sea una actividad agradable. La segunda coordenada es el espacio. Un tesoro al que, afortunadamente, cada día prestamos más y más atención.

Porque no se trata solo de tener un despacho de muchos o pocos metros y una decoración más o menos atractiva: es básico disponer de zonas de distensión y recuperación. Un entorno que nos haga sentir a gusto convertido en nuestra zona de confort físico y psicológico. Lejos de distraernos esto ayudará a ser más productivos, a obtener resultados de mayor calidad.

Es vox populi que una de las pioneras en esto de reconvertir el lugar de trabajo tradicional es la macroempresa Google. Han roto con la idea preconcebida de cómo debe ser una oficina. Tumbonas en terrazas, salas de reuniones con paredes acolchadas, offices con agua de coco, snacks saludables, fruta fresca o gominolas (sin azúcar), gimnasio y guardería… el must: cápsulas huevo para dormir una revitalizadora siesta.

En nuestro despacho no tenemos esas cápsulas (todavía…) pero sí recibimos el sol, la luz, el buen humor, la implicación y las ganas de hacerlo bien. Con errores, claro, con un algo o un mucho de estrés. Pero ser conscientes de ello es ya un primer paso de mejora. Así de sencillo, así de necesario. Otro tesoro más que queremos seguir cuidando y compartiendo. A conciencia.