Del calendario a la memoria

El final del verano (casi) llegó, dice la canción. Y en close nos hemos puesto a reflexionar cómo la vida se comunica con nosotros así, a su peculiar manera. Solo hay que escuchar y observar. Avanza en círculos más que en líneas rectas. Cada fin de año que se repite, cada cumpleaños, cada estación que se va y regresa… son recordatorios de que los ciclos no son simples rutinas, sino la forma en que la memoria y la experiencia se complementan. Desde el reloj biológico que regula el sueño hasta las grandes etapas de la edad, cada persona transita un recorrido pautado por ritmos, retornos y pausas que organizan tanto lo íntimo como lo colectivo.

El calendario es la brújula más conocida que regula estos ciclos. Las vacaciones, por ejemplo, se han convertido en el paréntesis esperado del año laboral: un tiempo para el descanso, la desconexión y, en algunos casos, el reencuentro familiar. Pero si miramos en nuestro interior, también resulta un tiempo en que, alejados del ritmo cotidiano, podemos observarnos de otro modo y hacer ajustes en nuestra existencia.

En paralelo, las etapas vitales se imponen con naturalidad: infancia, juventud, edad adulta y vejez. Cada una trae consigo expectativas, responsabilidades y libertades distintas. También cambios que nos descubren nuevas realidades del mundo y transformaciones personales para llegar a ser esa mariposa que el mundo descubre en nosotrxs. El paso por la escuela, los estudios universitarios, la incorporación al trabajo o la construcción de un hogar, en sus múltiples variedades, responden a patrones que se repiten de generación en generación, con matices propios de cada época.
Las relaciones personales, los ciclos en el trabajo intelectual o manual también están sujetos a sus propios ritmos. Ciclos emocionales, ciclos formativos, ciclos productivos. La siembra, el crecimiento, la recolección y el reposo del suelo son recordatorios de que el tiempo humano sigue siendo, en gran medida, dependiente del ritmo natural. Y todo tiene su momento: un tiempo para sembrar, un tiempo para cosechar. Al final, son los escenarios donde la cultura y la memoria se entrelazan para recordarnos que, aunque todo cambia, siempre hay un regreso.
En close os invitamos, cuando tengáis un momento de calma, a pensarlo escuchando Circle of Life de Elton John, himno que celebra el eterno retorno de la vida en The Lion King. ¡Bienvenidxs!