Cantos de sirena

La figura de las escurridizas y misteriosas sirenas pertenece a las mitologías más antiguas. Ya en el año 5.000 a. C., los babilonios creían en Oannes, una diosa con forma de pez. Desde el romántico siglo XIX se las viene representando lánguidamente sentadas sobre una roca, pasando peines de nácar por sus sedosas cabelleras. Qué extraño, por cierto, que sean sedosos porque el agua de mar estropea mucho los cabellos.  🙂

Pero lo que más me interesa de estas mitológicas criaturas es la expresión “cantos de sirena” que se acuñó por la leyenda, refrendada por el propio Homero, sobre su capacidad de atraer a los marineros con el poder de seducción de su voz. Su significado ha pasado a denominar aquellos discursos agradables y convincentes que encubren algún engaño o trampa.

Tal vez sin darnos cuenta asistimos a diario a verdaderos conciertos de estos cantos que nos llegan desde los más evidentes a los más insospechados emisores. Un dos tres, responda otra vez: ¿Qué mensajes recibidos en los últimos tiempos te han parecido un canto de sirena? Pistas: ¿La publicidad en general y la de clínicas de adelgazamiento, compañías telefónicas y entidades bancarias en particular?

Graves consecuencias las de sucumbir a su influjo, pero tal vez el gran canto de sirena que nos tiene a todos a puntito de romper contra los más peligrosos arrecifes sea el que entonan los políticos desde sus “rocas” mediáticas.

Hay cantos de sirena más taimados, sutiles y perniciosos que son los que tararean aquellos que nos quieren manipular en la esfera de lo personal: parejas, familiares, compañeros de trabajo. A quién no le han prometido un ascenso para conseguir que trabajemos el doble. A quién no nos aseguraron que las cosas iban a ser diferentes y al final de la función todo seguía igual.

El canto de sirena es un arte, más que un arte…una artimaña de la comunicación y si bien está poseer el don de la elocuente persuasión lo bueno es que fuera para alcanzar un buen fin. Pero si queréis que os regalen los oídos, tranquilos, no faltarán sirenas y «sirenos» interpretando sus mejores hits.

Puestos a ser sinceros, este post si bien no es ningún canto de sirena, creedme que es fruto del calor y las ganas de descansar y ponernos en remojo. Feliz verano.

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