El fuego y la palabra. Noche de San Juan


Lo reconozco: el título de este post es una copia del título de un film americano de 1960 dirigido por Richard Brooks y protagonizado por Burt Lancaster y Jean Simmons. El título original era Elmer Gantry  pero en España se tradujo por El fuego y la palabra. Consiguió tres Oscars, no sé cuantos Globos de Oro y el argumento se me quedó muy grabado.  Elmer Gantry es un charlatán capaz de avivar la fe religiosa en los más duros corazones gracias a su facilidad de palabra. No os destriparé el final pero tiene que ver con el fuego, un fuego bíblico y abrasador.

Y es que el fuego ha sido siempre un símbolo muy potente para representar la palabra en general y la palabra divina en particular, tanto en la Biblia (recordemos cómo se le revelan los Diez Mandamientos a Moisés, con el Espíritu Santo ardiendo en una zarza) como en otras religiones.

A partir de su descubrimiento y alrededor del fuego, la Humanidad ha construido todo un entramado de relaciones religiosas y sociales. Documentado en mil estudios y, cómo no, en otra película mítica en ese sentido: En busca del fuego dirigida por Jean-Jacques Annaud en 1981. Se trata de una extraordinaria recreación de la lucha del hombre primitivo por la conservación del fuego, imprescindible elemento para la evolución de nuestra especie.

¿Cuántos ejemplos podríamos poner de la relación del fuego con las celebraciones y eventos comunitarios? Desde la antorcha de los Juegos Olímpicos a las velas que se encienden en los altares o en las tartas de cumpleaños,… la eficacia comunicativa y la carga simbólica del tercero de los Cuatro Elementos (Tierra, Agua, Fuego, Aire) es innegable.

Simboliza tanto poder de destrucción como de purificación, tanto ofrenda como amenaza…  en los pueblos de todo el mundo se utiliza como elementos decorativo y aglutinador en muchas fiestas como el Festival Loi Kratongcon en Tailandia con sus miles de farolillos liberados al aire de la noche o las Fallas de Valencia donde en pocas horas arde el cartón piedra de decenas de escenificaciones paródicas de la vida social.

Pero cuando se acerca el verano, sobre todo en tierras del Mediterráneo, el olorcillo a pólvora y madera quemada en plazas y playas… nos atrapa de manera inexcusable.  Tiene lugar la Noche de San Juan y sus mágicas hogueras. Celebramos el  24 de junio, festividad católica de San Juan y pagana por la entrada del solsticio del verano. Quemar todo lo viejo, saltar las hogueras para despojarse de los malos espíritus, prepararnos para el calor del verano y sus cosechas generosas… todo sin casi palabras, con grupos de gente alrededor del fuego. Como en tiempos primitivos… y, si no lo estropeamos, como en un futuro luminoso y posible. Todos alrededor del fuego.